El siguiente paso al ronquido es la Apnea Obstructiva del Sueño, un fenómeno que para muchas personas pasa desapercibido, pero que tiene consecuencias en la vida diaria y supone un riesgo para la salud
Durante el sueño, existen fases en las que el tono muscular del cuerpo disminuye significativamente. Esta disminución afecta a los músculos de la faringe, lengua, paladar… y por ello se estrecha el espacio, el aire pasa a presión y hace que los tejidos vibren, provocando el ruido denominado ronquido.
La faringe es la única zona en toda la vía aérea con paredes blandas y, por tanto, colapsables, ya que el resto disfruta de un armazón rígido (óseo o cartilaginoso). La faringe es una zona potencialmente colapsable, no sólo por la composición anatómica de sus paredes -esencialmente musculares-, sino también por sus características funcionales.
El sueño, sobre todo en su fase REM (movimientos oculares rápidos) y en las fases profundas no REM, caracterizadas por una gran hipotonía muscular, favorece la pérdida de la coordinación entre los músculos respiratorios y los faríngeos. Con ello, la luz de la vía aérea superior tiende a estrecharse, por lo que aumenta la resistencia al paso del aire.
El aire pasa forzado y hace que vibren los tejidos a su paso. Esta vibración produce el ruido que llamamos ronquido. El ronquido es una señal de dificultad respiratoria que debemos controlar.